sábado, 24 de septiembre de 2011

La Única Pregunta


Si todos nosotros como personas llegáramos a comprender que tan importante es ponernos atención los unos a los otros, de interesarnos, de ayudarnos, de tenernos fe y esperanza el uno al otro, sería entonces cuando de verdad pudiéramos empezar a creer, a tener fe y esperanza en la verdadera naturaleza del amor de Dios, pero no Dios en su valor religioso sino Dios en su valor espiritual, ya que a través del amor todo es realmente posible.

Cuando sentimos llegar los últimos momento de nuestra vida y echamos una mirada hacia atrás a través de ella, les aseguro que la única pregunta que va a importar es ¿Cuál fue la calidad de nuestro amor?


viernes, 23 de septiembre de 2011

No hay deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla.


(Nancy Iriarte Díaz es la ex-esposa del mico-mandante Hugo Chávez Frías)


Esta es la impresionante, muy profunda y temprana despedida de Nancy Iriarte Díaz a Hugo Chávez; fue publicada el 9 de agosto de 2011 en uno de los periódicos venezolanos de mayor circulación “El Universal”



Algunas consideraciones sobre tu muerte:

No quiero que te marches de esta vida sin antes despedirnos, porque has hecho un mal inmenso a mucha gente, has arruinado a familias enteras, has obligado a legiones de compatriotas a emigrar a otras tierras, has vestido de luto a incontables hogares, a los que creías tus enemigos los perseguiste sin cuartel, los encerraste en ergástulas que no lo merece ni un animal, los insultaste, los humillaste, te burlaste de ellos, no solo porque te creías poderoso, sino inmortal... porque el fin de los tiempos no era contigo.

Pero llegó tu turno, los plazos se acaban, el término de tu contrato llega a su fin, tu "ciclo vital" se apaga poco a poco y no de la mejor manera; probablemente morirás en una cama, rodeado de tu familia, asustada, porque va a tener que rendir cuentas una vez que des tu último aliento, te vas de esta vida lleno de angustia y de miedo, allí van a estar los curas a quienes perseguiste e insultaste, los representantes de esa Iglesia que ultrajaste a placer, claro que te van a dar la extremaunción y los santos óleos, no una, sino muchas veces, pero tú y ellos saben que no servirá de nada, es solo para calmar el pánico que hace presa a tu alma ante el momento que todo lo define.

Mueres enfermo, padeciendo el desahucio, las complicaciones inmunológicas, los terribles efectos secundarios de las curas que prometieron alargar tu vida, tus órganos se van apagando uno a uno, tus facultades van perdiendo el brillo que las caracterizaba, tus líquidos y efluvios son colectados en bolsas plásticas con ese hedor a muerte que tanto te repugna.

Dime si en este momento, antes de que te apliquen una nueva inyección para calmar los dolores insoportables que padeces, vale la pena que me digas que no te pueden quitar lo bailado, ¡ah! los viajes por el mundo, los maravillosos palacios que te recibieron, las paradas militares en tu honor, las limousines, los títulos honorarios, los pisos de los hoteles cinco estrellas, las fastuosas cenas de Estado... dime ahora que vomitas la papilla de auyama que te tratan de dar las enfermeras, si era de eso de lo que se trataba la vida, pues ese brillo y el oropel ya no están entre los monitores y máquinas de resucitamiento que te rodean, esas marchas y aplausos ahora son tonos y alarmas de sensores que regulan tus signos vitales que se hacen más débiles.

¿Puedes escuchar al pueblo de tu país afuera de tu cuarto?... debe ser tu imaginación o los efectos de la morfina, no estás en tu patria, estas en otro lado, muy lejos, entre gente que no conoces... sí, estás muriendo en tu propio exilio, entre una banda de pilluelos a quienes les has tratado de entregar tu propio país, tus últimos momentos los pasarás entre chulos y estafadores, entre tu corte de aduladores que solo te muestran afecto porque les dabas dinero y poder, todos te miran preocupados y con rabia, nunca dejaste que ninguno de ellos pudiera tener la oportunidad de sucederte, ahora los dejas al descampado y tu país al borde de una guerra, ¿Era eso lo que querías? ¿Fue esa tu misión en esta vida? Olvídate del cuento de los pobres, ahora hay más pobres que cuando llegaste al poder, olvídate de justicia e igualdad cuando prácticamente le entregaste el país a una fuerza extranjera que ahora tendremos de desalojar a la fuerza y a costas de más vidas.

Tengo la leve impresión que ahora sabes que te equivocaste, creíste en un cuento de camino y te creíste revolucionario, y por ser revolucionario... inmortal, convocaste a tu lado a los muertos, a tus héroes, a esos fantasmas que también creíste con vida, a Bolívar, al Che, a Fidel, al Marx que nunca conociste y que recomendabas su lectura... el andar con muertos te llevó a la magia y a los babalaos, te metiste a jurungar tumbas, y a ofrendarle a una corte de demonios y malos espíritus que ahora te acompañan... ¿Sientes su presencia en el cuarto? Vienen a cobrar, a recoger lo único que tenía valor en tu vida y que tan malamente apostaste por la oscuridad y el mal, tu alma.

Bueno, me despido, solo quería que supieras que pasarás a la historia como un traidor y un cobarde, que no rectificaste cuando pudiste, te dejaste llevar por tu soberbia, por tus ideales, por tu ideología renunciando a los más preciado, a tu libertad y a la libertad de los otros, y la libertad nos hace humanos.



El Socialismo solo funciona en dos lugares:

En el Cielo, donde no lo necesitan.

Y en el Infierno donde ya lo tienen.


Nancy Iriarte Díaz




Vete al infierno hijo de la gran puta (esto es de mi parte)

¿Quieres más o te guiso un huevo?... Bastardo...



miércoles, 14 de septiembre de 2011

LA VIDA SE MARCHA CALLANDO


En mi adolescencia una día reflexionando pensé. “Me acuerdo cuando yo estaba tan tranquilo en mi mediocridad hasta que un día me resultó insoportable” Releo esta frase y me pregunto si esto de la mediocridad no será la mayor lacra de la Humanidad, que lo único que tiene de excelente es esa hache mayúscula con que la decoramos tipográficamente. ¿Será inevitable ser mediocre? ¿Tendrá todo ser humano incrustada en la carne esa tendencia a vivir dormido, sedado por la mediocridad la mayor parte de su vida?

Hablo de la mediocridad de alma, de esa terrible tentación de rutina y vulgaridad que nos rodea por todas partes. Ya sé que la tensión permanente es imposible, que ni los genios lo son las veinticuatro horas al día. Que con frecuencia hay que «descansar de vivir», como decía un gran poeta. Pero me pregunto si estos descansillos transitorios no se convierten para muchos en una ley de vida, vuelta ésta una perpetua siesta con un interminable roncar. Me pregunto si, como conclusión, no acabamos todos o casi todas las personas siendo no seres humanos sino sólo pedazos de ser.

¿De qué mediocridad estoy hablando? De la mediocridad contagiada por el vulgo; de la de quienes no son ni buenos ni malos; de quienes más que vivir se limitan a dejarse vivir; de los que no tienen ilusiones, ni esperanzas y jamás aspiran a mejorar; de cuantos rebajan todo lo grande y prefieren arrastrarse, a escalar; de quienes desprecian todo lo que no está a su alcance y embisten contra todo lo que no entienden; de los que intelectualmente se alimentan de lugares comunes que jamás revisan; de quienes no hablan sino de tonterías (con esta me llevé a muchos twiteros y facebookeros); de cuantos dicen que se aburren porque se han sometido a la rutina. De todos aquellos a quienes puede aplicarse la frase más dura de toda la Biblia, aquella en la que en el Apocalipsis, dice el Espíritu: «Ojalá hubieras sido frío o caliente, pero como no has sido ni frío ni caliente, sino tibio, te vomitare de mi boca».

Es cierto: la mayoría de los humanos se derrumban mucho más por la cuesta de la vulgaridad que por la del mal. Muchos iniciaron su juventud llenos de sueños, proyectos, de planes, de metas que tenían que conquistar. Pero pronto vinieron los primeros fracasos o descubrieron que la cuesta de la vida plena es empinada, que la mayoría estaba tranquila en su mediocridad, y decidieron seguir balando junto a los borregos.

Porque el gran riesgo de la mediocridad es que se trata de una enfermedad sin dolores, sin síntomas visibles. Los mediocres son o parecen ser, si no felices, a lo menos tranquilos. Y en esa especie de ciénaga tranquila interior es muy difícil que esa mediocridad llegue a hacérseles insoportable. Con frecuencia es necesario un gran dolor para que logremos descubrir cuán mediocres somos. Y hace falta un gran esfuerzo para salir de la mediocridad y otro mas grande aun para no regresar de nuevo a ella.

Ésta ha sido desde entonces para mí una vieja obsesión. Recuerdo que muchas veces me soñé a mi mismo, pero en lo que en realidad me soñaba era en lo que yo temía llegar a ser, que en vísperas de mi muerte, descubría que no había sido ni bueno ni malo, que comprendía que no había sabido realizar ninguno de mis deseos y soñaba que, después de mi muerte, era condenado por Dios a un particularísimo purgatorio: recibía un gran saco de nueces que representaban los días de su vida y se me castigaba a abrirlas una por una: tristemente todas y cada una de ellas estaba vanas y vacías.

Solemos decir: tengo cuarenta, cincuenta, sesenta años. He vivido, por tanto tiempo, tantos miles de días, tantos millones de horas. Pero si alguien examinase una por una, ¿a cuántas quedarían reducidas? Tal vez nos sentiríamos felices si hubiéramos vivido el 10%, una de cada diez. Lo demás es sueño, siesta, horas pasadas en Babia (estar en la pendeja para el que no entendió). ¡Y luego se queja el hombre de que la vida es corta: y somos nosotros mismos los que cloroformizamos nueve de diez partes!

¿Qué sería, en cambio, una Humanidad en la que todos sus miembros aprovechasen al 100% sus energías y sus recursos, una Humanidad de seres creadores, despiertos, amantes? «Recuerde el alma dormida... » Nos exhortaba el poeta Español Jorge Manrique, porque «la muerte se viene tan callando». Pero no es en realidad lo preocupante que venga la muerte, sino que sea la vida la que se marcha «tan callando». Tan callando, mientras nosotros dormitamos tan tranquilos recargados al lado del milagro.

Recuerdo cierta frase que se la escuché en una ocasión en la universidad a un amigo estudiante: "La sabiduría me persigue... ¡pero yo soy más rápido!". Cabria aplicarla al caso "La mediocridad nos persigue... ¡seamos más rápidos!".

Y recuerden:

“La vida se marcha callando mientras nosotros dormitamos tranquilamente recargados al lado del milagro”

Coplas a la muerte de mi padre

Por Jorge Manrique

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el plazer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parescer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

Y pues vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros, medianos
y más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.

Invocación

Dexo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
no curo de sus ficciones,
que traen yerbas secretas
sus sabores;
A Aquél sólo me encomiendo,
Aquél sólo invoco yo
de verdad,
que en este mundo viviendo
el mundo no conosció
su deidad.

Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nascemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenescemos;
así que, cuando morimos
descansamos.

Este mundo bueno fue
si bien usáramos dél
como debemos,
porque, según nuestra fe,
es para ganar aquél
que atendemos.
Y aun el hijo de Dios,
para sobirnos al cielo
descendió
a nascer acá entre nos,
y a vivir en este suelo
do murió.

Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que, en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdamos:
dellas deshaze la edad,
dellas casos desastrados
que acaescen,
dellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallescen.

Dezidme, la hermosura,
la gentil frescura y tez
de la cara,
la color y la blancura,
cuando viene la vejez,
¿cuál se para?
Las mañas y ligereza
y la fuerça corporal
de juventud,
todo se torna graveza
cuando llega al arrabal
de senectud.

Pues la sangre de los godos,
y el linaje y la nobleza
tan crescida,
¡por cuántas vías y modos
se pierde su gran alteza
en esta vida!
Unos, por poco valer,
¡por cuán bajos y abatidos
que los tienen!
otros que, por no tener,
con oficios no debidos
se mantienen.

Los estados y riqueza
que nos dexan a deshora,
¿quién lo duda?
No les pidamos firmeza,
pues son de una señora
que se muda;
que bienes son de Fortuna
que revuelve con su rueda
presurosa,
la cual no puede ser una
ni estar estable ni queda
en una cosa.

Pero digo que acompañen
y lleguen hasta la huesa
con su dueño:
por eso no nos engañen,
pues se va la vida apriesa
como sueño.
Y los deleites de acá
son, en que nos deleitamos,
temporales,
y los tormentos de allá,
que por ellos esperamos,
eternales.

Los plazeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos,
¿qué son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos?
No mirando a nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.

Si fuese en nuestro poder
hacer la cara fermosa
corporal,
como podemos hazer
el ánima glorïosa,
angelical,
¡qué diligencia tan viva
tuviéramos toda hora,
y tan presta,
en componer la cativa,
dexándonos la señora
descompuesta!

Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas,
con casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas.
Así que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados,
así los trata la muerte
como a los pobres pastores
de ganados.

Dexemos a los troyanos,
que sus males no los vimos
ni sus glorias;
dexemos a los romanos,
aunque oímos y leímos
sus historias.
No curemos de saber
lo de aquel siglo pasado
qué fue d'ello;
vengamos a lo de ayer,
que también es olvidado
como aquello.

¿Qué se hizo el rey don Juan?
Los Infantes de Aragón
¿qué se fizieron?
¿Qué fue de tanto galán?
¿Qué fue de tanta invención
como truxieron?
Las justas y los torneos,
paramentos, bordaduras
y cimeras,
¿fueron sino devaneos?
¿qué fueron sino verduras
de las eras?

¿Qué se hizieron las damas,
sus tocados, sus vestidos,
sus olores?
¿Qué se fizieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel dançar,
aquellas ropas chapadas
que traían?

Pues el otro, su heredero,
don Enrique, ¡qué poderes
alcançaba!
¡cuán blando, cuán halaguero
el mundo con sus plazeres
se le daba!
Mas veréis, ¡cuán enemigo,
cuán contrario, cuán cruel
se le mostró;
habiéndole sido amigo,
¡cuán poco duró con él
lo que le dio!

Las dádivas desmedidas,
los edificios reales
llenos de oro,
las vaxillas tan febridas,
los enriques y reales
del tesoro,
los jaezes, los caballos
de su gente, y atavíos
tan sobrados,
¿dónde iremos a buscallos?
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?

Pues su hermano, el inocente,
que, en su vida, sucesor
se llamó,
¡qué corte tan excelente
tuvo y cuánto gran señor
le siguió!
Mas, como fuese mortal,
metióle la muerte luego
en su fragua.
¡Oh, juïzio divinal!,
cuando más ardía el fuego,
echaste agua!

Pues aquel gran Condestable,
maestre que conoscimos
tan privado,
no cumple que dél se hable,
sino sólo que lo vimos
degollado.
Sus infinitos tesoros,
sus villas y sus lugares,
su mandar,
¿qué le fueron sino lloros?
¿fuéronle sino pesares
al dexar?

Pues los otros dos hermanos,
maestres tan prosperados
como reyes,
que a los grandes y medianos
trajeron tan sojuzgados
a sus leyes;
aquella prosperidad
que tan alto fue subida
y ensalzada,
¿qué fue sino claridad
que, estando más encendida,
fue amatada?

Tantos duques excelentes,
tantos marqueses y condes,
y barones
como vimos tan potentes,
di, Muerte, ¿dó los escondes
y traspones?
Y las sus claras hazañas
que hizieron en las guerras
y en las pazes,
cuando tú, cruda, te ensañas,
con tu fuerça las atierras
y deshazes.

Las huestes innumerables,
los pendones y estandartes
y banderas,
los castillos impugnables,
los muros y baluartes
y barreras,
la cava honda, chapada,
o cualquier otro reparo,
¿qué aprovecha?
Que si tú vienes airada,
todo lo pasas de claro
con tu flecha.

Aquél, de buenos abrigo,
amado por virtuoso
de la gente,
el maestre don Rodrigo
Manrique, tan famoso
y tan valiente;
sus grandes hechos y claros
no cumple que los alabe,
pues los vieron,
ni los quiero hazer caros
pues que el mundo todo sabe
cuáles fueron.

¡Qué amigo de sus amigos!
¡Qué señor para criados
y parientes!
¡Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforçados
y valientes!
¡Qué seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Cuán benigno a los sujetos,
y a los bravos y dañosos,
un león!

En ventura, Octaviano;
Julio César, en vencer
y batallar;
en la virtud, Africano;
Aníbal, en el saber
y trabajar;
en la bondad, un Trajano;
Tito, en liberalidad
con alegría;
en su braço, Aurelïano;
Marco Atilio, en la verdad
que prometía.

Antonio Pío, en clemencia;
Marco Aurelio, en igualdad
del semblante;
Adrïano, en elocuencia;
Teodosio, en humanidad
y buen talante;
Aurelio Alexandre fue
en disciplina y rigor
de la guerra;
un Constantino, en la fe;
Camilo, en el gran amor
de su tierra.

No dexó grandes tesoros,
ni alcançó muchas riquezas
ni vaxillas;
mas hizo guerra a los moros,
ganando sus fortalezas
y sus villas.
Y en las lides que venció,
muchos moros y caballos
se perdieron,
y en este oficio ganó
las rentas y los vasallos
que le dieron.

Pues por su honra y estado,
en otros tiempos pasados,
¿cómo se hubo?
Quedando desamparado,
con hermanos y criados
se sostuvo.
Después que hechos famosos
hizo en esta misma guerra
que hazía,
hizo tratos tan honrosos
que le dieron aún más tierra
que tenía.

Estas sus viejas estorias
que con su braço pintó
en la juventud,
con otras nuevas victorias
agora las renovó
en la senectud.
Por su grande habilidad,
por méritos y ancianía
bien gastada,
alcançó la dignidad
de la gran caballería
de la Espada.

Y sus villas y sus tierras,
ocupadas de tiranos
las halló;
mas por cercos y por guerras
y por fuerça de sus manos
las cobró.
Pues nuestro rey natural,
si de las obras que obró
fue servido,
dígalo el de Portugal
y en Castilla quien siguió
su partido.

Después de puesta la vida
tantas vezes por su ley
al tablero;
después de tan bien servida
la corona de su Rey
verdadero,
después de tanta hazaña
a que no puede bastar
cuenta cierta,
en la su villa de Ocaña
vino la Muerte a llamar
a su puerta,

diziendo: «Buen caballero,
dejad el mundo engañoso
y su halago,
vuestro corazón de azero,
muestre su esfuerço famoso
en este trago;
y pues de vida y salud
hezistes tan poca cuenta
por la fama,
esforçad vuestra virtud
para sufrir esta afrenta
que os llama.

»No se os haga tan amarga
la batalla temerosa
que esperáis,
pues otra vida más larga
de fama tan glorïosa
acá dexáis.
Aunque esta vida de honor
tampoco no es eternal
ni verdadera,
mas con todo es muy mejor
que la otra temporal,
perescedera.

»El vivir que es perdurable
no se gana con estados
mundanales,
ni con vida deleitable
en que moran los pecados
infernales.
Mas los buenos religiosos
gánanlo con oraciones
y con lloros;
los caballeros famosos,
con trabajos y aflicciones
contra moros.

»Y pues vos, claro varón,
tanta sangre derramastes
de paganos,
esperad el galardón
que en este mundo ganastes
por las manos;
y con esta confiança
y con la fe tan entera
que tenéis,
partid con buena esperança,
que esta otra vida tercera
ganaréis.»

Responde el Maestre

«No gastemos tiempo ya
en esta vida mezquina
por tal modo,
que mi voluntad está
conforme con la divina
para todo;
y consiento en mi morir
con voluntad plazentera,
clara y pura,
que querer hombre vivir
cuando Dios quiere que muera,
es locura.»

Oración

«Tú, que por nuestra maldad,
tomaste forma servil
y baxo nombre;
Tú, que a tu divinidad
juntaste cosa tan vil
como es el hombre;
Tú, que tan grandes tormentos
sufriste sin resistencia
en tu persona,
no por mis merescimientos,
mas por tu sola clemencia
me perdona.»

Cabo

Así, con tal entender,
todos sentidos humanos
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos, y hermanos,
y criados,
dio el alma a quien gela dio,
el cual la ponga en el cielo
en su gloria.
Que aunque la vida perdió,
nos dexó harto consuelo
su memoria.

lunes, 12 de septiembre de 2011

¡NO DEJES PARA MAÑANA LO QUE PUEDAS AMAR HOY!


Un día me dijo una de mis hijas: “Papá, quiero que me tomes una foto junto al rosal que plante. Acaba de abrirse una rosa increíble..." Yo le respondí: “Si hija, mañana tempranito tomaremos esa foto.” Al día siguiente, la rosa no existía. El viento de la noche la deshojó en el silencio. Cuando abrí la puerta del jardín con la cámara en la mano, dispuesto a hacer hoy lo que debí haber hecho ayer, ya era demasiado tarde.

La mirada de mi hija se me clavó en el alma. Cuántas veces en la vida lo que se tiene que hacer hoy se deja para mañana. Y de buena fe. Pero los resultados son tristes. El tiempo no pasa en balde. Bastan a veces unas horas, unos segundos para que todo sea distinto. Era una rosa espléndida. Su apariencia era en realidad impresionante. Pero esa rosa ya no existe. Sólo unos pétalos tirados entre el pasto. Sólo un tallo espinoso meciéndose burlonamente. Y era la única rosa del rosal... La única.

En la vida a todo ser humano puede repetírsele lo que me sucedió ese día. En la vida alguien puede decirnos “Por favor, podrías darme...” “Podrías ayudarme...” Nosotros también podemos contestar: “Mañana”. ¡Cuidado! Bien dice el proverbio legendario: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. El pasado ya no existe. Mientras lees mis palabras el presente se diluye como cristalina agua en un cedazo... y cuando menos piensas todo será ayer. Piénsalo bien. Haz hoy lo que tengas que hacer hoy.


No te vaya a suceder que Dios te pida un día algo y te halles en la angustia de querer “fotografiar” lo que ya no existe.


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jueves, 8 de septiembre de 2011

UN RINCONCITO


Ando tras un rincón en el mundo, y no lo puedo encontrar.

No exijo que su tierra sea dócil, ni que los horizontes arranquen distancia a las distancias.

No pido que sean armoniosos sus vientos, ni que posean numerosos portillos abiertos para variar la perspectiva de los atardeceres.

No me importa que no tenga montañas, ni me importa que el mar este lejos.

No demando que resuma belleza, ni que sazone los días ni que seduzcan sus noches.


El rincón que busco es un rincón cualquiera con tal de que sea escenario de existencias con cordura.

Que vivan en él personas que no asesinen.

Que no mientan, engañen o burlen su propia fe.

Que no despedacen a mordiscos la esencia de su cultura.

Que quienes vivan en ese rincón, hablen con palabras densas,

Que piensen, duden, exijan, crean, luchen, amen, pero que lo hagan por si mismas, comprendiendo el alcance de cada determinación.

Que no acepten ni defiendan lo que no entienden.

Que no derrumben o destruyan lo que no comprenden, ni que discutan lo que no conocen.

Que vivan en ese lugar, personas que respeten su propia conciencia y su individualidad sin dedicarse solo a repetir lo que dicen los demás.

Que no llamen educación a la destrucción y a la vulgaridad.

Que califiquen de ignorante a quien así lo sea, en lugar de encomendarle la trascendental tarea de enseñar, de ser maestro.

Que no gasten sus esfuerzos en reinventar la rueda ni en redescubrir el fuego y que sepan que el hombre no debe nunca revolar.

Que en ese rincón que busco, no obedezcan quienes deben de mandar.

Que los que allí vivan, hagan de sus hijos hombres y no espectros, que la complicidad no es la característica definitoria de la paternidad.

Que esa tierra que busco, no sea un tubo de ensayo en donde se experimente con niños y que al final se encuentre solo un precipitado viscoso, corrosivo, anterior al primitivismo de las civilizaciones.

Que los adolescentes sean impetuosos pero no necios, fatuos o vanidosos, que sean recios, desgarbados y no se expresen con frases dulces y gestos caprichosos, que sigan el ritmo de una cadenciosa y frágil actitud para afrontar la vida.

Que los jóvenes incansablemente busquen la verdad pero que no intenten partir de una postura ignorante y torpe porque jamás la encontraran.

Que el acto del amor, que nos permite colindar con el infinito, no sea para ellos escaramuza de cobardes, que experimentan horror ante el imperativo de una entrega y desconocen los términos con que se sella un compromiso.

Que allí no se verifique ni a los niños, ni a los jóvenes. Que no se les transforme en amos crueles que piden como tributo que se arrastre toda dignidad.

Que las personas maduras, no crean que el camino para llegar a asimilarse sea regresivo, que no vivan irónicamente tratando de imitar estímulos y comportamientos que desde hace mucho tiempo debieron superar.

Que no renuncien a su grande obligación a cambio de una paralítica comodidad, que en vez de deambular proyectando lastimosamente su incipiente existencia, recuperen el lugar que perdieron cuando se les extravió el criterio entre el hacinamiento de mediocridades del que ahora temen apartarse por miedo a ser distintos.

Que los ancianos no den por terminada su misión antes de tiempo. Que participen. Que se les respete, pero para que se hagan dignos de esa consideración, que no jueguen al niño, ni al sacrificado, ni al irresponsable, que no recurran al chantaje.

Que no se compadezcan como estorbos ni hagan imposiciones infantiles.

Que dignifiquen su vejez aportando su análisis, su pensamiento, su cauta interpretación, aportando su visión profética, que es don que solo emerge del acrisolamiento de años.

Que no agoten su fidelidad en necias exigencias, que regalen a todos los suyos esa inmensa serenidad de cariño.

Que los ancianos no hagan de su vejez un escondrijo de nostalgia en donde se alimenten de melancolía mientras contemplan egoístamente como el mundo fatalmente se va resquebrajando.

Que las manifestaciones artísticas en ese lugar que busco, no sean escombros de preceptos liquidados, que no pretendan sorprender con la vulgaridad.

Que no llamen libre expresión a la incapacidad.

Que apunten certeramente a la belleza en lugar de hacer comparsa la ridiculez.

Que allí no se llame sabios a los torpes, que no se prestigie al absurdo.

Que la autoridad no sea ficticia ni se nutra de vacilaciones.

Que no se otorgue el mando a quienes tienen sed de poder.

Que no se conceda el poder a quienes tenebrosamente se dedican a fraguar traiciones.

Que quienes ejerzan un ministerio divino, no exhiban entre los dientes los miserables desgarrones de una sublime vocación que destajaron a su propia conveniencia.

Que el hombre que se dice creyente, no adore a Dios con una religiosidad de pantomima armada bajo la pobre justificación de una visión nueva.

Busco un escenario así y no lo he podido encontrar.

Lo cambio por cualquier cosa, lo ofrezco todo.

Lo cambio por paisajes, por ciudades gigantescas o pequeñas, por paisajes abiertos o amurallados, lo cambio por estrellas, lo cambio por la Luna, lo cambio por serenos lagos, por el mar entero o por la infinita posibilidad de transitar por el espacio.

Ando tras un rincón en el mundo y no lo he podido encontrar...



Empieza por hacer lo necesario, luego sigue con lo que es posible, y de pronto, sin darte cuenta te encontrarás haciendo lo imposible...


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jueves, 1 de septiembre de 2011

MIS CONTEMPORÁNEOS Y YO


Este animal contemporáneo que mas por ignorancia que por error se autonombra “Ser Humano” vive tan ocupado en todo lo que le rodea, en todo lo que el cree que necesita, vive tan fuera de si mismo que su característica principal es estar distraído, alterado, enajenado; ya no se pertenece a si mismo. Se ha olvidado de la necesidad de volver de vez en cuando su mirada hacia su propio interior, de examinarse, de hablar de si mismo consigo mismo; ha perdido la noción del ensimismamiento y del monodialogo; ya no sabe que es la conciencia, mucho menos el autoanálisis, y de la meditación ni hablemos.

Tendremos que aprender de nuevo a auto-examinarnos y a definir hasta que punto hemos cumplido todos y cada uno de nosotros como personas, como seres humanos que decimos ser, hasta donde hemos hecho converger nuestra disposición y nuestra voluntad a nuestra entrega a ayudar a resolver los problemas y las urgencias de los demás, se nos ha olvidado que todos, absolutamente todos estamos formados en la misma fila, y cuando digo todos, digo todos en el mundo.

Ahora mas que nunca me doy cuanta que en este mundo la mayoría de las cosas andan mal, sé que las generaciones venideras cuando logren con la ayuda de Dios rescatar todo lo que nosotros hemos perdido y no supimos defender, estoy seguro que harán una grave censura sobre los errores de mis contemporáneos, Yo podría pensar que para salvarme de tan grave juicio histórico, bastaría con que hiciera y dejara patente la constancia de mi gran desacuerdo con mis contemporáneos; pero esa no es la cuestión, porque las circunstancias forman parte de mi, yo y cada uno de nosotros somos las circunstancias, y sé muy bien que “si no se salvan ellas, no me salvo yo, ni nosotros; no se salva nadie”.

El destino es común.

La responsabilidad es compartida.

Tratándose de la delincuencia. La tarea de corregir el problema es de todos, ya que todos aportamos a la formación de tal monstruo, tendremos todos que aportar algo, por mas pequeño que sea cuenta, habrá que dejar todos esos comportamientos que ayudan a la delincuencia de alguna manera, hay que denunciarlos, hay que dejar de consumir productos piratas, dejar la corrupción por un lado, hay tanto que hacer, en fin todo lo que aporte cualquier cosa o fomente un mal comportamiento social, que solo criticar y quejarse no ayuda en nada.

Hagamos de esta frase un himno, una apología:


“QUIEN NO TENGA VOLUNTAD Y CORAJE PARA CORREGIRLO, NO TENDRÁ DERECHO A CRITICARLO Y QUIEN CREA TENER EL DERECHO DE QUEJARSE TENDRÁ POR FUERZA QUE TENER EL CORAZÓN PARA AYUDAR”

Y habrá que exigirles a esos políticos de pacotilla que dejen de tratar de liderar a su pueblo desde ATRÁS, que no sean cobardes, que se muevan al frente que ahí esta el lugar de un líder de verdad, la mayoría de los problemas sociales son por falta de liderazgo.

Pactar con la delincuencia, es pactar con el error, seria como alimentar a un cocodrilo gigantesco dándole de comer otros seres humanos con la única y entupida promesa que a nosotros nos devore al último. Lo digo aquí así como lo he dicho en todos los campos de batalla en los que he estado, yo no pacto ni dialogo con el enemigo, mi única diplomacia es la que sale del cañón de mi pistola. Cuando se inventó la diplomacia, fue ahi, en ese momento cuando el hombre aprendió a ser cobarde. Hay que combatir a la delincuencia sin compasión ni misericordia y por todos los medios, esta es una guerra y en la guerra la compasión es simplemente un lujo que no nos podemos dar.


“QUE LOS POLÍTICOS LIDEREN, QUE SIGAN, O QUE SE QUITEN DEL CAMINO”

“LEAD, FOLLOW OR GET OUT OF THE WAY”

Y que se sienten a la orilla del camino a vernos pasar, en otras palabras “el que no ayuda que no estorbe”

Y me atrevo a hacerles un llamado a todos mis hermanos mexicanos.

“MEXICANOS: AVIENTEN EL CORAZÓN POR DELANTE QUE EL CUERPO LO SEGUIRÁ”

Que su corazón sea el líder, hagan lo que su propio corazón les dicte.

Saludos.