lunes, 28 de noviembre de 2011

¿Que es el wapani?

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Hola amigos, yo sé que me he ausentado ya bastante de este lugar, y no mandé e-mails que dije que iba a mandar y nunca lo hice, la verdad no podía tratar de ayudar a alguien estando yo en un pozo tan hondo, no tenia la mente clara para escribir algo que fuese de ayuda para otro ser humano (discúlpeme mi Doñita Patis), la verdad no me gusta escribir cosas que impliquen negativismo y problemas, trato de dejar las penas para mi mismo, de no compartirlas; aparte de Dios, no cuento con alguien mas al cual le pueda platicar las penas que me agobian pero no los voy a agobiar a ustedes con ellas, debo confesar que desde mi penúltimo post en Octubre 6, el de “Roger that” mi vida se convirtió en una perdida constante, me siento como que salgo de un pozo para entrar a otro, como dando saltos, cada vez que doy uno es para salir de un agujero para caer a otro, y lo mas difícil es que son mas que todo, pozos emocionales, y me afectan emocionalmente porque mas que todo son otras personas las que han salido afectadas por alguna decisión u orden que yo he dado para que se efectúe alguna “operación” por así llamarle, todo comenzó con el ultimo chequeo que me efectuaron en el hospital, al día siguiente estaba sufriendo de una infección muy fuerte de una bacteria en los riñones y tracto urinario que me contagiaron en el mismo hospital, el siguiente día, que era un día antes de mi cumpleaños (Oct 9) me dan la penosa noticia (vaya regalo de cumpleaños) que una de mis “asistentes” a la cual la había yo mandado (por telefono) de manera “forzosa” a que tomara un mes de descanso para que fuera a visitar a su familia, hijos, etc. pues resulta que esta muchacha tenia problemas familiares y en su viaje la asesinó el esposo y el se suicido... no saben el pinche gran pesar que me dio enterarme de lo que había pasado y que ella no quería ir y yo la forcé a ir a “descansar”... bueno ya contaré mas de esto en otro post, ahora acá donde ando (ya estoy de regreso) ocurrió otra desgracia, por error atacamos fuerzas amigas pakistaníes y hubo bastantes bajas y el problema se convirtió en una broncota internacional que la verdad no sé ni como va a terminar, primero los "invadimos" para eliminar a Bin Laden y apenas se estaban regularizando las cosas y ahora por error les matamos a 24 de los suyos que andaban junto con nosotros... todavía no sabemos a ciencia cierta como pudo haber pasado ¿como? ¡No me lo explico!... ya mejor le paro a esto triste, platiquemos de otras cosas. Todas estas perdidas constantes me trajeron a la mente el “wapani”

¿Que es el wapani? Los indios nativos de Norteamérica (los Cherokee en particular) tienen una muy interesante historia para explicar el wapani y es una costumbre tradicional de ellos.

El wapani es un acto de generosidad que implica la entrega de algo a otra persona, pero no algo que te sobre o hayas adquirido para esa persona, sino que es la entrega de algo muy personal tuyo, algo sumamente valioso para ti, algo extremadamente cercano a tu corazón y que no puede ser remplazado simplemente por el valor que representa para ti, algo que implica un real desprendimiento para contigo.

Hacer wapani es un gesto de amistad que produce en el que entrega una transformación superior.

He aquí la historia que explica su origen:


HISTORIA DE RATÓN SALTARÍN (versión corta)

Había una vez un pequeño ratón. Le gustaba contar viejas historias. La que mas le gustaba era la de “Las tierras mas lejanas”. Un día se dijo: “!Debo ir a esas tierras y verlas por mi mismo!” Así que comenzó su viaje esa misma mañana.

Por la tarde llegó a un río y esto lo llenó de preocupación. “¿Como haré para cruzar?” se dijo. En eso escuchó una voz que le decía “¿No sabes nadar?”, era una rana. “No, no se.” Le contestó el ratón, y agregó “Y eso es muy triste porque debo llegar a las tierras mas lejanas”. La rana le dijo, entonces “No te preocupes. Soy Rana Mágica y te voy a ayudar. Prueba saltar”. El ratón saltó y sintió sus piernas muy extrañas, podía dar saltos mucho más largos y altos que antes. “!Gracias, Rana Mágica!” “De nada” contestó Rana Mágica “Y recuerda: pasarás muchos problemas en tu viaje, pero mientras mantengas la esperanza en tu corazón llegarás a las tierras mas lejanas. Te daré un nuevo nombre. A partir de ahora eres Ratón Saltarín.”

Ratón Saltarín siguió avanzando en su camino hasta la noche, cuando cavó un hoyo y se echó a dormir. Al día siguiente llegó a la pradera. De pronto, vio a un búfalo acostado en el suelo. “Estoy muriendo” le dijo el búfalo, “he bebido agua envenenada y he perdido mi vista. Ahora ya no podré encontrar el camino hacia el agua fresca, así que me acosté aquí a esperar el fin”. Ratón Saltarín le respondió “Soy Ratón Saltarín. Rana Mágica me dio poderes medicinales. No soy tan fuerte como ella pero pienso que puedo ayudarte. Te daré un nuevo nombre, a partir de ahora te llamarás Ojos de Ratón”. Ni bien dijo esto, el búfalo parpadeó asombrado. Había recuperado la vista, así que se puso de pie muy contento.

“!Puedo ver, puedo ver!” decía. Ratón Saltarín lo escuchó, pero no pudo verlo, porque le había regalado su vista. “Gracias, amigo” le dijo Ojos de Ratón, “Es un maravilloso regalo. Sube a mi lomo, te llevaré hasta el borde de la pradera”. Una vez allí Ojos de Ratón dijo “Soy un animal de pradera, debo detenerme aquí. ¿Pero como podrás subir a las montañas si no puedes ver?”. “Habrá una manera” dijo Ratón Saltarín “Rana Mágica me dijo que debo mantener la esperanza a toda costa” Y diciendo esto, partió. Ratón saltarín caminó un poco y se echó a dormir.

A la mañana, apenas se levantó sintió que se tropezaba con algo, olfateó y por el olor descubrió que se había topado con un zorro. “H-o-l-a...” le dijo al zorro “¿Que haces sentado aquí?”. El zorro suspiró “He sido un orgulloso animal, pero he perdido mi sentido del olfato, y así no puedo encontrar comida. Moriré pronto.” Ratón Saltarín lo pensó un rato y le dijo “Déjame ayudarte. Tengo algo para ti. Te llamaré Nariz de Ratón.” El zorro respiró y se dio cuenta de que había recuperado el sentido del olfato “Puedo oler, puedo oler de nuevo. ¡Las flores y los árboles!”

Ratón Saltarín lo escuchó, pero no pudo oler. Le había regalado su olfato. “Es un maravilloso regalo, te lo compensaré llevándote sobre mi lomo sobre las montañas” Al llegar al límite de las montañas Nariz de Ratón le dijo a Ratón Saltarín “Soy una criatura de las montañas, no puedo ir mas allá. ¿Pero como harás tu para llegar a las tierras mas lejanas si no tienes ni vista ni olfato?” Ratón Saltarín contestó “Habrá una manera. La esperanza sigue viva en mi.”

Caminando y tropezando, finalmente llegó a las tierras más lejanas. Podía oír el viento, sentir el sol en la piel, pero él ya nunca sería el mismo. Así que se sentó y se puso a llorar.

“Ratón Saltarín...” escuchó que lo llamaban.
“¿Eres tu Rana Mágica?”.
“Si, soy yo. Has sufrido mucho en tu viaje y experimentado las más duras pruebas. Pero fue tu corazón desinteresado y tu generosidad los que te trajeron aquí. No tienes nada que temer, amigo.”
Y a continuación Rana Mágica dijo con voz potente: “!Salta alto, Ratón Saltarín, bien alto!”

Ratón Saltarín saltó, y sintió que estaba cambiando otra vez. Sus patas delanteras se alargaron y se hicieron poderosas. Las movió, arriba-abajo, y pronto sintió el viento por encima y por debajo de él. Miró hacia abajo y vio las montañas, muy lejos. Inspiró, y pudo sentir la fragancia de los pinos y la tierra. Desde muy lejos, le llegó la voz de Rana Mágica diciendo:

“Ratón Saltarín, te doy un nuevo nombre. ¡Te llamaré Águila... y podrás vivir en las tierras lejanas para siempre!”


Historia de Ratón Saltarín (versión larga)

Érase una vez un ratón que vivía con su comunidad en el campo. Un día, el ratón escuchó un sonido y fue hasta el borde mismo del campo de ratones, ya cerca del bosque. Se levantó sobre las patas traseras y escuchó el sonido de nuevo. Mientras escuchaba, un mapache se acercó y le tocó en el hombro. Le dijo, oye, ratón, ¿qué haces aquí, fuera de tu campo? El ratón le contestó: estoy escuchando un sonido extraño. El mapache le dijo: yo te puedo decir lo que es eso. Lo que oyes es el gran río. Escucha... el río.

Ah, ¡este sonido es el gran río! Y el mapache dijo: sí, y yo puedo llevarte hasta allí, sólo tienes que seguirme.

Entonces el ratón marchó con el mapache a través del bosque y se fueron acercando cada vez más al gran río. Y cuando se acercaron tanto que ya podían ver el río, vieron pasar flotando pedazos del mundo grandes y pequeños. Y el río era tan grande que alcanzaba a ver la otra orilla. ¡Qué medicina tan maravillosa!

El mapache dijo, debo dejarte aquí, tengo que buscar comida para mis crías. Pero mira, ahí está la rana en el río. Ella cuidará de ti. Y era verdad, sobre una hoja de nenúfar del río se encontraba la rana. El ratón se acercó a la orilla y le gritó a la rana: ¿no tienes miedo, ahí en el medio del gran río?

No, dijo la rana, no tengo miedo porque soy la guardiana del agua. Y cuando la medicina del invierno llega a helar las aguas del río, puedo vivir debajo del hielo. Porque yo conozco tanto lo de encima como lo de debajo del agua.

¡Qué criatura más maravillosa es esta rana!, pensó el ratón.

Dime, dijo la rana. ¿Quieres tener poder de medicina? Para ello sólo has de agacharte ahí donde estás y saltar lo más alto que puedas.

Entonces el ratón se agachó al lado del río y saltó bien alto, y cuando estaba arriba del todo tuvo una visión increíble. Entonces cayó al agua, pero como no sabía nadar tenía miedo. Casi en la orilla, le gritó a la rana: ¡me has engañado!
Pero la rana le contestó, no, ratón, no estás herido. Dime, ¿qué has visto? Y el ratón contestó: ví la montaña sagrada.

Es cierto, y ahora tienes un nuevo nombre. Ahora eres el ratón saltarín. Gracias, dijo el ratón. Ahora debo volver a mi campo de ratones y decirle a todo el mundo, a todo el círculo, lo que he visto. Y corrió hasta el campo de ratones. Pero cada vez que intentaba contarle a los otros ratones su visión sobre el gran río o sobre la montaña sagrada, los ratones le decían: olvídate de eso. Deberías ocuparte de los asuntos de ratones, recogiendo semillas y nueces. Quítate esas cosas de la cabeza. Y vieron que estaba mojado y pensaron que estaba envenenado. Creían que un animal venenoso había intentado comerlo y luego lo había escupido.

Entonces el ratón se fue hasta el mismo límite de la pradera, en dirección a la montaña sagrada, tomó un par de profundas respiraciones para reunir gran coraje, y empezó a correr a través de la pradera hacia la visión de la montaña.

Y corrió hacia el oeste, hacia la montaña. Y todo el tiempo tenía miedo porque había águilas sobrevolando y no había hierba alta donde esconderse, no había ningún escondrijo. Tenía miedo de que un águila bajara y se lo comiese. Al final encontró un lugar para esconderse, bajo un arbusto de cereza silvestre negra. Y allí descansó y comió algunas semillas. De repente se encontró una ratona de la pradera abuela enorme. Y ella le dijo: ratoncito, quédate conmigo, este es un sitio maravilloso para vivir.

El ratón le preguntó a la gran abuela ratona: ¿conoces el gran río y la montaña sagrada? Ella le contestó: sí, y no. Hay un gran río, pero no existe ninguna montaña sagrada. Debes olvidarte de eso ahora. Este es un buen lugar para quedarse, a salvo de las águilas. Desde aquí podrás ver a todas las criaturas de la pradera, pero las águilas no te verán. Quédate.

El pequeño ratón saltarín dijo. ¿Cómo puede decirme esto? ¡Debo continuar mi búsqueda! Así que, después de descansar un poco, el ratón empezó a correr de nuevo. Se fue corriendo hacia el oeste.

Entonces llegó a unas grandes rocas detrás de las cuales podía esconderse de las águilas. Pero una de las grandes rocas no era una roca, respiraba con un sonido muy pesado. El ratón se giró y vio que tenía una cara enorme, era un búfalo. Pero el búfalo estaba enfermo, se estaba muriendo. El pequeño ratón saltarín dijo, gran hermano búfalo, ¿hay algo que pueda hacer para ayudarte? Sólo soy un pequeño ratón pero quizás pueda ayudarte.

Y el búfalo le contestó: la única medicina que me puede sanar es el ojo de un ratón. El pequeño ratón se quedó petrificado, pero dijo, si mi ojo puede curarte, te daré mi ojo. En ese momento el ojo salió de su cabeza, dejándole sólo con un ojo para ver. Y el búfalo se levantó fuerte y sano.

El búfalo dijo: hermano ratón, sé de tu viaje a la montaña sagrada porque soy tu guía. Métete bajo mi vientre y yo te llevaré allí, a salvo de las águilas. Así que ahora el ratón, bajo el vientre del búfalo, empezó a correr hacia la montaña sagrada...

Y corrieron y corrieron hasta la ladera de la montaña. El búfalo dijo: tengo que volver, hay otros a los que debo guiar.

El ratón comenzó a subir por las tierras bajas hacia la montaña sagrada. Después de un tiempo, llegó hasta un saliente muy alto desde el que había una gran vista. Y allí estaba, sentada, una loba. Pero la loba miraba fijamente sin ninguna expresión en su mirada y el ratón la miró a los ojos y le dijo: hermana loba, hermana loba.

La loba en ese momento recordó, y dijo sí, soy loba, soy loba. Y de nuevo se perdió en ella misma. ¡Tiene una enfermedad en su mente! El ratón dijo, ¿hay algo que pueda hacer para ayudarte? Sólo soy un pequeño ratón, pero si puedo darte mi ojo para sanarte, te lo daré, aunque ya sólo me quede un ojo.

En ese momento el único ojo del ratón salió de su cara y la loba se puso fuerte y sana. El ratón no pudo ver las lágrimas que corrían por las mejillas de la loba cuando dijo: hermano ratón saltarín, eres un gran hermano para mí. Sé de tu búsqueda de la montaña sagrada. Yo soy tu guía para llevarte al lago del espejo que está en el medio de la misma cima de la montaña. Y en este lago se refleja todo, el pasado, el presente y el futuro. Así que sígueme, agárrate a mi cola y, como no puedes ver, según viajamos te iré diciendo las visiones que haya durante el viaje.

Y así, juntos, el ratón y la loba subieron por la montaña hasta que llegaron al lago del espejo. Allí el ratón saltarín supo que la loba debía volver para ayudar a otros a llegar hasta allí. La loba dijo: me quedaré tanto tiempo como quieras. Pero el ratón dijo: yo ya he llegado a mi destino. Debes irte ahora. Ha llegado mi momento para estar solo.

El ratón saltarín se sentó a la orilla del lago del espejo, en la misma cima de la montaña sagrada, y sabía que ahora no tenía protección alguna contra el águila. Y esperó. Oyó el grito de un águila por encima. Hacía círculos y más círculos sobre él, y se fue acercando al ratón. Conforme se acercaba, el ratón saltarín sintió cómo se le erizaban los pelos de la espalda, a la espera de que las garras del águila le golpearan.

Entonces oyó una voz. La voz dijo: ratón saltarín, ¿quieres tener poder de medicina? Era el sonido de la voz de la rana. El ratón saltarín dijo: sí, quiero poder de medicina ahora. La rana le dijo: agáchate lo más que puedas y salta lo más alto posible. El ratón se agachó y sintió cómo el águila lo cogía y lo elevaba hacia el cielo. Y mientras subía sintió una visión en sus ojos, primero borrosa, pero luego cada vez más clara. Allí abajo, en el lago, estaba la rana.

Y la rana estaba diciendo: no tengas miedo, ratón saltarín, sólo tienes que cogerte al viento, agárrate al viento. Ahora tienes un nuevo nombre, ahora eres águila. Hicieron círculos y más círculos y vieron la pradera y el campo de ratones del que procedía.

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domingo, 13 de noviembre de 2011

SIMPLE

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Creo en ti, alma mía,

el otro que soy, mi cuerpo,

no debe humillarse ante ti,

ni tu debes ser humillada ante el.


Me vienes a la mente tú,

ven, acércate, retoza conmigo

sobre la húmeda hierba,

quita el freno de tu garganta,

no quiero palabras, ni excusas,

ni música, ni cantos,

ni rimas, no quiero costumbres,

ni discursos, ni aun los mejores,

solo quiero la calma,

y el arrullo de tu dulce y velada voz.


Recuerdo como yacimos juntos

cierta diáfana mañana de verano,

como apoyaste tu cabeza en mi regazo

y suavemente de volteaste hacia mi,

abriste la camisa de mi pecho,

hundiste tu lengua hasta mi desnudo corazón,

te extendiste para tocar desde mi barba,

hasta abrazar mis pies.


Prontamente crecieron y me rodearon

la paz y el saber que rebasan

todas las disputas de la Tierra,

y sé que la mano de Dios es mi prometida,

sé también que el espíritu de Dios

es mi propio hermano,

así mismo sé que todos los hombres

que alguna vez vivieron

son también mis hermanos,

y las mujeres mis hermanas,

algunas, muy pocas, al igual que tu,

mis amantes fueron,

sé que el amor es la medula de la creación,

y que son incontables las hojas rígidas

o marchitas en los campos,

así como lo son las hormigas coloradas en los surcos,

las cortezas de musgo en el cerco sinuoso,

las piedras apiladas en las montañas y los cerros,

los saúcos, la hierba carmín y la candelaria.


Mencioné que el alma no es superior al cuerpo,

y dije que el cuerpo no es superior al alma,

y nada, ni Dios siquiera,

es más grande que el uno ni que el otro,

ya que el uno o el otro lo mismo son,

y a Él le pertenecen, ya que es Él su creador.


Quien logre dar un solo paso sin amor por esta vida,

avanzará mil pasos amortajado hacia su propio funeral,

y tú o yo podemos comprar la crema y nata de la Tierra

sin un solo centavo en el bolsillo,

o mirar con un solo ojo un simple grano aun en su vaina,

y tales cosas desconcertarían las enseñanzas mundanas

de todos los tiempos,

no hay oficio ni empleo en el que un joven cualquiera

no pueda convertirse en héroe,

y el objeto más endeble puede servirle de eje al universo,

digo a cualquier hombre o mujer;

que tu alma se alce tranquila y serena

ante un millón de universos.


Estos son en verdad los pensamientos

de todos los hombres en todas las épocas y naciones,

no son originales míos,

son tan tuyos como son míos,

pero ellos nada o casi nada son,

si no son el enigma y la solución del enigma,

nada son.


Estos pensamientos son como la hierba

que crece dondequiera que haya tierra, aire

y agua común que bañe la tierra.

jueves, 6 de octubre de 2011

Roger that...

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Hola a todos. Hay muchas cosas que aun no he contado, sé que lo haré, se las contare a su tiempo. Hoy les quiero solo compartir que he sobrevivido a algo muy grande aparte de otras muchas más situaciones.

Me han sometido hoy a varios chequeos ya que apenas hace unos 10 días fui sometido a una cirugía digamos “delicada”, bueno si te agujeran el cerebro varias veces a lo mejor es un poquitín mas que eso, pero dejémoslo de ese tamaño. La cosa es que al final de este día era solo esperar (yo tengo toneladas de paciencia, hasta que me hacen enojar, pero menos no) bueno me llama el Doctor para adentro y me explica todo los resultados que tenia pegados en la pared que usan para comparar esa clase de cosas, al final me dice: solo me resta decirte que allá arriba “alguien muy grande” te quiere y te protege mucho... porque yo no tengo otra explicación. Mi respuesta fue una amplia sonrisa y nos abrazamos en silencio y solo le dije: “Roger that, Sir” siendo él un exmilitar me comprendió a la perfección. (En la milicia norteamericana usamos ese termino para decir “te escuche y te entendí” y confirmarlo)

Hoy quiero darle gracias a nuestro amado Dios por este medio.

Y no se mortifiquen si se hacen ustedes llamar “ateos”... solo les diré: “En la guerra no hay ateos” (ni hay escépticos, sacrílegos, descreídos, irreverentes, irreligiosos, agnósticos, gnósticos, nihilistas, herejes, incrédulos, o impíos ni cosa similar... puuuuro creyente, para convertirte al instante, solo toma escuchar las balas enemigas volar sobre tu cabeza, es un sonido indescriptible pero solo toma escucharlo una sola vez y jamás lo olvidas y lo reconoces de inmediato, es increíble como un simple “silbido” tenga tanto significado)


Gracias, querido Dios, por estar ahí

Cuando buscó tu ayuda,

Mis días tan sombríos y llenos de problemas

Y yo sin saber qué hacer.

Respiré tu nombre en silenciosa oración,

Te di a conocer mi necesidad.

Sentí tu conocimiento de mi urgencia;

Y no tuve que rogarte.

Me diste fortaleza mucho más allá de la mía propia

Eso me ayudó a verme a través de mis problemas.

Te doy gracias, amado Dios, por estar ahí

Cuando más te he necesitado.

Gracias, querido Dios

Siempre mantengo mis temores para conmigo mismo

Pero procuro compartir mi valentía con los demás

Gracias, querido Dios por habérmela otorgado.

Amen.


Thank You, dear God, for being there

When I sought help from You,

My days so bleak and trouble filled
I knew not what to do.

I breathed Your name in silent prayer,
Made known to You my need.

I sensed You knew my urgency;

I didn't have to plead.

You gave me strength beyond my own

That helped to see me through.
I thank You, dear God, for being there
when I needed You the most.

Thank You, dear God

I always kept my fears to myself

But shared my courage with others

Thank You, dear Lord, for given it to me.

Amen.


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miércoles, 5 de octubre de 2011

DIVAGANDO POR LA MENTE SIN RUMBO FIJO...


Dicen que divagar por una ciudad es la mejor manera de conocerla, veamos si esto aplica con la mente...

Algunas cosas y personas las hacemos y las sentimos tan nuestras que las olvidamos, las volvemos insignificantes, invisibles diría yo, es ahí cuando las perdemos.

Vivimos con la esperanza de llegar a ser un recuerdo, y si es un buen recuerdo, habremos triunfado.

Si quien dice quererte, te ha querido solamente a ti, no podría quererte jamás, porque no sabría como a quién ni como a qué quererte.

En tu vida nadie te habrá dado nada por nada hasta que alguien te haya dado el corazón, porque sólo el corazón se da por nada. Quien ama sabiendo la razón por la qué ama, no ama en realidad.

Cuando alguien te ofrezca un corazón grande para amar, no temas, se llena con poco, entre mas grande el corazón menos necesita, aléjate de los corazones pequeños, voraces e insaciables, esos jamás los llenaras.

Amo la diferencia que existe entre el hombre y la mujer, jamás los podré imaginar iguales en ningún aspecto, es exactamente esa diferencia la que nos enriquece a los dos. Entre más admiro la diferencia mas me fascina, mas la comprendo, lo diferente se torna menos diferente.

¿Será entonces que lo diferente es incomprensión?

Estoy en contra de la igualdad de la mujer con el hombre.

¿Que acaso no se a dado cuenta la mujer que eso la esta destruyendo?

Cuando tú quieras destruir algo con eficacia, simplemente iguálalo, es así como se acaba con todo, igualándolo.

Que ambición tan mezquina la de la mujer al quererse igualar con un ser tan ruin y despiadado como es el hombre, que poca aspiración tiene, siento pena por ellas.

De entre tantas diferencias la que mas amo es la bondad reflejada en la cara de una mujer, pero eso si, con una sonrisa en sus labios, ya que la bondad sin sonrisa no es bondad.

Al discernir la verdad, cuando es la verdad de lo pequeño, la verdad es casi toda verdad, y cuando es la verdad de lo grande, la verdad es casi toda duda. Si lo más grande pudiese mostrar lo que lo engrandece, lo más pequeño sería lo más grande.

Si fuese como pareciera ser, que una sola verdad lo fuese todo, no hallaríamos jamás nuestra propia verdad en nada.

Cuando una nueva pena entra por la puerta, las viejas penas de la casa le dan la bienvenida en silencio, calladitas, mas no muertas. Si pudieras salir de tus penas y lo lograras ¿sabrías a donde ir fuera de ellas? Si fuésemos nosotros mismos los que en realidad nos condujéramos a si mismos como presumimos hacerlo, no iríamos por la senda que conduce a la muerte, se los aseguro.

Los demás dirán que andas por un camino equivocado si lograras andar por tu propio camino.

Si tú crees que no le debes nada a nadie, pues nada debes... a nadie, respeto todas tus creencias; y respeto todas tus creencias porque todas las creencias son iguales... todas son creencias... Al menos yo, si no me dieran nada quienes no me deben nada, estaría perdido... ¡Pobre de mi!

No nos damos cuanta de tan inmenso vacío que llevamos dentro hasta cuando decidimos llenarlo.

Si te describen un río de llanto frente a ti y tú no logras verlo, es porque le falta una de tus lágrimas.

Por esa mísera codicia por la cual nos regimos, hacemos de nuestro pan un paraíso sin percatarnos siquiera, que a la misma vez hacemos de nuestra hambre, nuestro infierno.

Una vez cuando joven conocí a una mujer algo mayor que yo, que se declaraba extremadamente apasionada, decía que le apasionaba todo lo que no entendía... y si que era apasionada la mujer. Decía saber tanto de mí, mas no me comprendía, y es que saber no es comprender. Cualquiera de nosotros podríamos saberlo todo y no comprender nada.

Porque saben el nombre de lo que busco ¡Creen que saben lo que busco! Y no es así.

Hombres, mujeres y cosas, suben, bajan, se alejan, se acercan, se van, regresan. Todo es una comparsa teatral, una comedia de distancias.

Si tan solo pudiéramos decirle dulcemente al oído a la persona amada, shhh... No hables... Quiero estar contigo.

A veces, como hoy, por las noches, siento la inevitable, imprescindible e imperiosa necesidad de encender la luz, para no ver mi propia obscuridad.

Y así mismo como hoy, cuando digo lo que digo es porque simplemente me ha vencido lo que digo.

lunes, 3 de octubre de 2011

¿Valdrá la pena sacrificar la felicidad por la seguridad?

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He visto mucha gente cerca de mi últimamente, personas que tienen que elegir entre el “confort”, entre el “pan duro pero seguro” y entre atreverse a buscar sus sueños. Entre arriesgarse y buscar la posibilidad de encontrar algo mejor.

Yo mismo me incluyo entre esas personas que alguna vez en su vida han elegido el pan duro pero seguro, antes de intentar arriesgarse en caminos no asfaltados, en selvas desconocidas.

Pero hay momentos en que la vida te escupe, te avienta de una bofetada y te aleja salvajemente del camino seguro, y sin emociones te obliga a que vayas por tus sueños.

Como por ejemplo cuando de repente te despiden de tu trabajo, cuando tú te esforzaste en dar lo mejor de ti, pero a tus jefes no les pareció así y de una “bofetada” te ponen de patitas en la calle e increíblemente forzada o forzado por la situación te das cuenta que te espera un mejor trabajo o una emocionante aventura de negocios.

En momentos asi es cuando yo agradezco a Dios que en su infinita sabiduría, no me permita lograr siempre lo que me propongo.

Viendo mi vida en retrospectiva, no lograr lo que anhelaba, a resultado en que tomé caminos que me han dado enorme satisfacción y felicidad, que de otra forma no hubiese tomado.

Creo que saber si estás haciendo lo correcto con tu vida o no es muy simple:

¿En tu actual vida eres feliz o no?

Yo sé que siempre el asunto económico es algo que preocupa... pero,

¿Te sirve la seguridad económica aunque no seas feliz?

¿Puedes ir a la cama cada noche, con el corazón feliz y el alma tranquila?

¿Esperas con ansias el día siguiente o no?

Si la mayoría de las respuestas no son positivas, necesitas hacer un cambio en tu vida, yo creo que vas en el camino correcto si deseas intentar algo nuevo.

Pienso que la incertidumbre es el condimento y la emoción de la vida, la posibilidad de no lograr lo que te propones hace una tensión rica, que hace que te motives y te esfuerces al máximo ¡y vivas feliz y emocionado día a día!

Yo siempre creo que es una bendición no lograr siempre lo que quieres, porque tal parece que el destino te obliga a buscar otros caminos, en los que tienes mayores recompensas, caminos que de otra forma no hubieras tomado.

La necesidad y la insatisfacción son las motivaciones que hacen que hagas cosas diferentes... ¿para qué? pues para tu sorpresa... ¡para que te des cuenta de que era lo mejor!

Por experiencia es lo que me ha pasado, y ahora considero una bendición los fracasos y los momentos difíciles que pasé. Porque me han hecho fuerte, me llevaron a caminos diferentes que me han hecho conocer cosas nuevas y me han hecho muy feliz.

Si te sucede lo que ahora te está sucediendo... es porque te viene algo prometedor y el universo entero (léase Dios) te está obligando a que vayas a un nuevo camino de aventuras y felicidad.

Sinceramente... ¿Tú crees que vas a estar peor de lo que estás ahora?

Yo no lo creo.

En algunos meses me estarás contando que no tenías nada que temer, que te esta yendo de maravillas, y que no entiendes porque tenias tanta preocupación.

Estoy seguro que eso va a pasar y si no me crees, imprime esto y guarda el pedazo de papel, y léelo dentro de unos meses.

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sábado, 24 de septiembre de 2011

La Única Pregunta


Si todos nosotros como personas llegáramos a comprender que tan importante es ponernos atención los unos a los otros, de interesarnos, de ayudarnos, de tenernos fe y esperanza el uno al otro, sería entonces cuando de verdad pudiéramos empezar a creer, a tener fe y esperanza en la verdadera naturaleza del amor de Dios, pero no Dios en su valor religioso sino Dios en su valor espiritual, ya que a través del amor todo es realmente posible.

Cuando sentimos llegar los últimos momento de nuestra vida y echamos una mirada hacia atrás a través de ella, les aseguro que la única pregunta que va a importar es ¿Cuál fue la calidad de nuestro amor?


viernes, 23 de septiembre de 2011

No hay deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla.


(Nancy Iriarte Díaz es la ex-esposa del mico-mandante Hugo Chávez Frías)


Esta es la impresionante, muy profunda y temprana despedida de Nancy Iriarte Díaz a Hugo Chávez; fue publicada el 9 de agosto de 2011 en uno de los periódicos venezolanos de mayor circulación “El Universal”



Algunas consideraciones sobre tu muerte:

No quiero que te marches de esta vida sin antes despedirnos, porque has hecho un mal inmenso a mucha gente, has arruinado a familias enteras, has obligado a legiones de compatriotas a emigrar a otras tierras, has vestido de luto a incontables hogares, a los que creías tus enemigos los perseguiste sin cuartel, los encerraste en ergástulas que no lo merece ni un animal, los insultaste, los humillaste, te burlaste de ellos, no solo porque te creías poderoso, sino inmortal... porque el fin de los tiempos no era contigo.

Pero llegó tu turno, los plazos se acaban, el término de tu contrato llega a su fin, tu "ciclo vital" se apaga poco a poco y no de la mejor manera; probablemente morirás en una cama, rodeado de tu familia, asustada, porque va a tener que rendir cuentas una vez que des tu último aliento, te vas de esta vida lleno de angustia y de miedo, allí van a estar los curas a quienes perseguiste e insultaste, los representantes de esa Iglesia que ultrajaste a placer, claro que te van a dar la extremaunción y los santos óleos, no una, sino muchas veces, pero tú y ellos saben que no servirá de nada, es solo para calmar el pánico que hace presa a tu alma ante el momento que todo lo define.

Mueres enfermo, padeciendo el desahucio, las complicaciones inmunológicas, los terribles efectos secundarios de las curas que prometieron alargar tu vida, tus órganos se van apagando uno a uno, tus facultades van perdiendo el brillo que las caracterizaba, tus líquidos y efluvios son colectados en bolsas plásticas con ese hedor a muerte que tanto te repugna.

Dime si en este momento, antes de que te apliquen una nueva inyección para calmar los dolores insoportables que padeces, vale la pena que me digas que no te pueden quitar lo bailado, ¡ah! los viajes por el mundo, los maravillosos palacios que te recibieron, las paradas militares en tu honor, las limousines, los títulos honorarios, los pisos de los hoteles cinco estrellas, las fastuosas cenas de Estado... dime ahora que vomitas la papilla de auyama que te tratan de dar las enfermeras, si era de eso de lo que se trataba la vida, pues ese brillo y el oropel ya no están entre los monitores y máquinas de resucitamiento que te rodean, esas marchas y aplausos ahora son tonos y alarmas de sensores que regulan tus signos vitales que se hacen más débiles.

¿Puedes escuchar al pueblo de tu país afuera de tu cuarto?... debe ser tu imaginación o los efectos de la morfina, no estás en tu patria, estas en otro lado, muy lejos, entre gente que no conoces... sí, estás muriendo en tu propio exilio, entre una banda de pilluelos a quienes les has tratado de entregar tu propio país, tus últimos momentos los pasarás entre chulos y estafadores, entre tu corte de aduladores que solo te muestran afecto porque les dabas dinero y poder, todos te miran preocupados y con rabia, nunca dejaste que ninguno de ellos pudiera tener la oportunidad de sucederte, ahora los dejas al descampado y tu país al borde de una guerra, ¿Era eso lo que querías? ¿Fue esa tu misión en esta vida? Olvídate del cuento de los pobres, ahora hay más pobres que cuando llegaste al poder, olvídate de justicia e igualdad cuando prácticamente le entregaste el país a una fuerza extranjera que ahora tendremos de desalojar a la fuerza y a costas de más vidas.

Tengo la leve impresión que ahora sabes que te equivocaste, creíste en un cuento de camino y te creíste revolucionario, y por ser revolucionario... inmortal, convocaste a tu lado a los muertos, a tus héroes, a esos fantasmas que también creíste con vida, a Bolívar, al Che, a Fidel, al Marx que nunca conociste y que recomendabas su lectura... el andar con muertos te llevó a la magia y a los babalaos, te metiste a jurungar tumbas, y a ofrendarle a una corte de demonios y malos espíritus que ahora te acompañan... ¿Sientes su presencia en el cuarto? Vienen a cobrar, a recoger lo único que tenía valor en tu vida y que tan malamente apostaste por la oscuridad y el mal, tu alma.

Bueno, me despido, solo quería que supieras que pasarás a la historia como un traidor y un cobarde, que no rectificaste cuando pudiste, te dejaste llevar por tu soberbia, por tus ideales, por tu ideología renunciando a los más preciado, a tu libertad y a la libertad de los otros, y la libertad nos hace humanos.



El Socialismo solo funciona en dos lugares:

En el Cielo, donde no lo necesitan.

Y en el Infierno donde ya lo tienen.


Nancy Iriarte Díaz




Vete al infierno hijo de la gran puta (esto es de mi parte)

¿Quieres más o te guiso un huevo?... Bastardo...



miércoles, 14 de septiembre de 2011

LA VIDA SE MARCHA CALLANDO


En mi adolescencia una día reflexionando pensé. “Me acuerdo cuando yo estaba tan tranquilo en mi mediocridad hasta que un día me resultó insoportable” Releo esta frase y me pregunto si esto de la mediocridad no será la mayor lacra de la Humanidad, que lo único que tiene de excelente es esa hache mayúscula con que la decoramos tipográficamente. ¿Será inevitable ser mediocre? ¿Tendrá todo ser humano incrustada en la carne esa tendencia a vivir dormido, sedado por la mediocridad la mayor parte de su vida?

Hablo de la mediocridad de alma, de esa terrible tentación de rutina y vulgaridad que nos rodea por todas partes. Ya sé que la tensión permanente es imposible, que ni los genios lo son las veinticuatro horas al día. Que con frecuencia hay que «descansar de vivir», como decía un gran poeta. Pero me pregunto si estos descansillos transitorios no se convierten para muchos en una ley de vida, vuelta ésta una perpetua siesta con un interminable roncar. Me pregunto si, como conclusión, no acabamos todos o casi todas las personas siendo no seres humanos sino sólo pedazos de ser.

¿De qué mediocridad estoy hablando? De la mediocridad contagiada por el vulgo; de la de quienes no son ni buenos ni malos; de quienes más que vivir se limitan a dejarse vivir; de los que no tienen ilusiones, ni esperanzas y jamás aspiran a mejorar; de cuantos rebajan todo lo grande y prefieren arrastrarse, a escalar; de quienes desprecian todo lo que no está a su alcance y embisten contra todo lo que no entienden; de los que intelectualmente se alimentan de lugares comunes que jamás revisan; de quienes no hablan sino de tonterías (con esta me llevé a muchos twiteros y facebookeros); de cuantos dicen que se aburren porque se han sometido a la rutina. De todos aquellos a quienes puede aplicarse la frase más dura de toda la Biblia, aquella en la que en el Apocalipsis, dice el Espíritu: «Ojalá hubieras sido frío o caliente, pero como no has sido ni frío ni caliente, sino tibio, te vomitare de mi boca».

Es cierto: la mayoría de los humanos se derrumban mucho más por la cuesta de la vulgaridad que por la del mal. Muchos iniciaron su juventud llenos de sueños, proyectos, de planes, de metas que tenían que conquistar. Pero pronto vinieron los primeros fracasos o descubrieron que la cuesta de la vida plena es empinada, que la mayoría estaba tranquila en su mediocridad, y decidieron seguir balando junto a los borregos.

Porque el gran riesgo de la mediocridad es que se trata de una enfermedad sin dolores, sin síntomas visibles. Los mediocres son o parecen ser, si no felices, a lo menos tranquilos. Y en esa especie de ciénaga tranquila interior es muy difícil que esa mediocridad llegue a hacérseles insoportable. Con frecuencia es necesario un gran dolor para que logremos descubrir cuán mediocres somos. Y hace falta un gran esfuerzo para salir de la mediocridad y otro mas grande aun para no regresar de nuevo a ella.

Ésta ha sido desde entonces para mí una vieja obsesión. Recuerdo que muchas veces me soñé a mi mismo, pero en lo que en realidad me soñaba era en lo que yo temía llegar a ser, que en vísperas de mi muerte, descubría que no había sido ni bueno ni malo, que comprendía que no había sabido realizar ninguno de mis deseos y soñaba que, después de mi muerte, era condenado por Dios a un particularísimo purgatorio: recibía un gran saco de nueces que representaban los días de su vida y se me castigaba a abrirlas una por una: tristemente todas y cada una de ellas estaba vanas y vacías.

Solemos decir: tengo cuarenta, cincuenta, sesenta años. He vivido, por tanto tiempo, tantos miles de días, tantos millones de horas. Pero si alguien examinase una por una, ¿a cuántas quedarían reducidas? Tal vez nos sentiríamos felices si hubiéramos vivido el 10%, una de cada diez. Lo demás es sueño, siesta, horas pasadas en Babia (estar en la pendeja para el que no entendió). ¡Y luego se queja el hombre de que la vida es corta: y somos nosotros mismos los que cloroformizamos nueve de diez partes!

¿Qué sería, en cambio, una Humanidad en la que todos sus miembros aprovechasen al 100% sus energías y sus recursos, una Humanidad de seres creadores, despiertos, amantes? «Recuerde el alma dormida... » Nos exhortaba el poeta Español Jorge Manrique, porque «la muerte se viene tan callando». Pero no es en realidad lo preocupante que venga la muerte, sino que sea la vida la que se marcha «tan callando». Tan callando, mientras nosotros dormitamos tan tranquilos recargados al lado del milagro.

Recuerdo cierta frase que se la escuché en una ocasión en la universidad a un amigo estudiante: "La sabiduría me persigue... ¡pero yo soy más rápido!". Cabria aplicarla al caso "La mediocridad nos persigue... ¡seamos más rápidos!".

Y recuerden:

“La vida se marcha callando mientras nosotros dormitamos tranquilamente recargados al lado del milagro”

Coplas a la muerte de mi padre

Por Jorge Manrique

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el plazer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parescer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

Y pues vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros, medianos
y más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.

Invocación

Dexo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
no curo de sus ficciones,
que traen yerbas secretas
sus sabores;
A Aquél sólo me encomiendo,
Aquél sólo invoco yo
de verdad,
que en este mundo viviendo
el mundo no conosció
su deidad.

Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nascemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenescemos;
así que, cuando morimos
descansamos.

Este mundo bueno fue
si bien usáramos dél
como debemos,
porque, según nuestra fe,
es para ganar aquél
que atendemos.
Y aun el hijo de Dios,
para sobirnos al cielo
descendió
a nascer acá entre nos,
y a vivir en este suelo
do murió.

Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que, en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdamos:
dellas deshaze la edad,
dellas casos desastrados
que acaescen,
dellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallescen.

Dezidme, la hermosura,
la gentil frescura y tez
de la cara,
la color y la blancura,
cuando viene la vejez,
¿cuál se para?
Las mañas y ligereza
y la fuerça corporal
de juventud,
todo se torna graveza
cuando llega al arrabal
de senectud.

Pues la sangre de los godos,
y el linaje y la nobleza
tan crescida,
¡por cuántas vías y modos
se pierde su gran alteza
en esta vida!
Unos, por poco valer,
¡por cuán bajos y abatidos
que los tienen!
otros que, por no tener,
con oficios no debidos
se mantienen.

Los estados y riqueza
que nos dexan a deshora,
¿quién lo duda?
No les pidamos firmeza,
pues son de una señora
que se muda;
que bienes son de Fortuna
que revuelve con su rueda
presurosa,
la cual no puede ser una
ni estar estable ni queda
en una cosa.

Pero digo que acompañen
y lleguen hasta la huesa
con su dueño:
por eso no nos engañen,
pues se va la vida apriesa
como sueño.
Y los deleites de acá
son, en que nos deleitamos,
temporales,
y los tormentos de allá,
que por ellos esperamos,
eternales.

Los plazeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos,
¿qué son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos?
No mirando a nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.

Si fuese en nuestro poder
hacer la cara fermosa
corporal,
como podemos hazer
el ánima glorïosa,
angelical,
¡qué diligencia tan viva
tuviéramos toda hora,
y tan presta,
en componer la cativa,
dexándonos la señora
descompuesta!

Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas,
con casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas.
Así que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados,
así los trata la muerte
como a los pobres pastores
de ganados.

Dexemos a los troyanos,
que sus males no los vimos
ni sus glorias;
dexemos a los romanos,
aunque oímos y leímos
sus historias.
No curemos de saber
lo de aquel siglo pasado
qué fue d'ello;
vengamos a lo de ayer,
que también es olvidado
como aquello.

¿Qué se hizo el rey don Juan?
Los Infantes de Aragón
¿qué se fizieron?
¿Qué fue de tanto galán?
¿Qué fue de tanta invención
como truxieron?
Las justas y los torneos,
paramentos, bordaduras
y cimeras,
¿fueron sino devaneos?
¿qué fueron sino verduras
de las eras?

¿Qué se hizieron las damas,
sus tocados, sus vestidos,
sus olores?
¿Qué se fizieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel dançar,
aquellas ropas chapadas
que traían?

Pues el otro, su heredero,
don Enrique, ¡qué poderes
alcançaba!
¡cuán blando, cuán halaguero
el mundo con sus plazeres
se le daba!
Mas veréis, ¡cuán enemigo,
cuán contrario, cuán cruel
se le mostró;
habiéndole sido amigo,
¡cuán poco duró con él
lo que le dio!

Las dádivas desmedidas,
los edificios reales
llenos de oro,
las vaxillas tan febridas,
los enriques y reales
del tesoro,
los jaezes, los caballos
de su gente, y atavíos
tan sobrados,
¿dónde iremos a buscallos?
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?

Pues su hermano, el inocente,
que, en su vida, sucesor
se llamó,
¡qué corte tan excelente
tuvo y cuánto gran señor
le siguió!
Mas, como fuese mortal,
metióle la muerte luego
en su fragua.
¡Oh, juïzio divinal!,
cuando más ardía el fuego,
echaste agua!

Pues aquel gran Condestable,
maestre que conoscimos
tan privado,
no cumple que dél se hable,
sino sólo que lo vimos
degollado.
Sus infinitos tesoros,
sus villas y sus lugares,
su mandar,
¿qué le fueron sino lloros?
¿fuéronle sino pesares
al dexar?

Pues los otros dos hermanos,
maestres tan prosperados
como reyes,
que a los grandes y medianos
trajeron tan sojuzgados
a sus leyes;
aquella prosperidad
que tan alto fue subida
y ensalzada,
¿qué fue sino claridad
que, estando más encendida,
fue amatada?

Tantos duques excelentes,
tantos marqueses y condes,
y barones
como vimos tan potentes,
di, Muerte, ¿dó los escondes
y traspones?
Y las sus claras hazañas
que hizieron en las guerras
y en las pazes,
cuando tú, cruda, te ensañas,
con tu fuerça las atierras
y deshazes.

Las huestes innumerables,
los pendones y estandartes
y banderas,
los castillos impugnables,
los muros y baluartes
y barreras,
la cava honda, chapada,
o cualquier otro reparo,
¿qué aprovecha?
Que si tú vienes airada,
todo lo pasas de claro
con tu flecha.

Aquél, de buenos abrigo,
amado por virtuoso
de la gente,
el maestre don Rodrigo
Manrique, tan famoso
y tan valiente;
sus grandes hechos y claros
no cumple que los alabe,
pues los vieron,
ni los quiero hazer caros
pues que el mundo todo sabe
cuáles fueron.

¡Qué amigo de sus amigos!
¡Qué señor para criados
y parientes!
¡Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforçados
y valientes!
¡Qué seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Cuán benigno a los sujetos,
y a los bravos y dañosos,
un león!

En ventura, Octaviano;
Julio César, en vencer
y batallar;
en la virtud, Africano;
Aníbal, en el saber
y trabajar;
en la bondad, un Trajano;
Tito, en liberalidad
con alegría;
en su braço, Aurelïano;
Marco Atilio, en la verdad
que prometía.

Antonio Pío, en clemencia;
Marco Aurelio, en igualdad
del semblante;
Adrïano, en elocuencia;
Teodosio, en humanidad
y buen talante;
Aurelio Alexandre fue
en disciplina y rigor
de la guerra;
un Constantino, en la fe;
Camilo, en el gran amor
de su tierra.

No dexó grandes tesoros,
ni alcançó muchas riquezas
ni vaxillas;
mas hizo guerra a los moros,
ganando sus fortalezas
y sus villas.
Y en las lides que venció,
muchos moros y caballos
se perdieron,
y en este oficio ganó
las rentas y los vasallos
que le dieron.

Pues por su honra y estado,
en otros tiempos pasados,
¿cómo se hubo?
Quedando desamparado,
con hermanos y criados
se sostuvo.
Después que hechos famosos
hizo en esta misma guerra
que hazía,
hizo tratos tan honrosos
que le dieron aún más tierra
que tenía.

Estas sus viejas estorias
que con su braço pintó
en la juventud,
con otras nuevas victorias
agora las renovó
en la senectud.
Por su grande habilidad,
por méritos y ancianía
bien gastada,
alcançó la dignidad
de la gran caballería
de la Espada.

Y sus villas y sus tierras,
ocupadas de tiranos
las halló;
mas por cercos y por guerras
y por fuerça de sus manos
las cobró.
Pues nuestro rey natural,
si de las obras que obró
fue servido,
dígalo el de Portugal
y en Castilla quien siguió
su partido.

Después de puesta la vida
tantas vezes por su ley
al tablero;
después de tan bien servida
la corona de su Rey
verdadero,
después de tanta hazaña
a que no puede bastar
cuenta cierta,
en la su villa de Ocaña
vino la Muerte a llamar
a su puerta,

diziendo: «Buen caballero,
dejad el mundo engañoso
y su halago,
vuestro corazón de azero,
muestre su esfuerço famoso
en este trago;
y pues de vida y salud
hezistes tan poca cuenta
por la fama,
esforçad vuestra virtud
para sufrir esta afrenta
que os llama.

»No se os haga tan amarga
la batalla temerosa
que esperáis,
pues otra vida más larga
de fama tan glorïosa
acá dexáis.
Aunque esta vida de honor
tampoco no es eternal
ni verdadera,
mas con todo es muy mejor
que la otra temporal,
perescedera.

»El vivir que es perdurable
no se gana con estados
mundanales,
ni con vida deleitable
en que moran los pecados
infernales.
Mas los buenos religiosos
gánanlo con oraciones
y con lloros;
los caballeros famosos,
con trabajos y aflicciones
contra moros.

»Y pues vos, claro varón,
tanta sangre derramastes
de paganos,
esperad el galardón
que en este mundo ganastes
por las manos;
y con esta confiança
y con la fe tan entera
que tenéis,
partid con buena esperança,
que esta otra vida tercera
ganaréis.»

Responde el Maestre

«No gastemos tiempo ya
en esta vida mezquina
por tal modo,
que mi voluntad está
conforme con la divina
para todo;
y consiento en mi morir
con voluntad plazentera,
clara y pura,
que querer hombre vivir
cuando Dios quiere que muera,
es locura.»

Oración

«Tú, que por nuestra maldad,
tomaste forma servil
y baxo nombre;
Tú, que a tu divinidad
juntaste cosa tan vil
como es el hombre;
Tú, que tan grandes tormentos
sufriste sin resistencia
en tu persona,
no por mis merescimientos,
mas por tu sola clemencia
me perdona.»

Cabo

Así, con tal entender,
todos sentidos humanos
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos, y hermanos,
y criados,
dio el alma a quien gela dio,
el cual la ponga en el cielo
en su gloria.
Que aunque la vida perdió,
nos dexó harto consuelo
su memoria.